Desde el Alma: Un viaje de Sanación y Reconexión
Además de sanar emociones y liberar memorias inconscientes, las sesiones de Sanación Álmica también incluyen una limpieza energética profunda.
Esta parte de la terapia es esencial para muchas personas que, sin saberlo, llevan consigo cargas energéticas ajenas o interferencias que los agotan, desvían o afectan en su día a día.
Tu campo energético o campo áurico actúa como una capa de protección natural, pero con el paso del tiempo puede sobrecargarse. Absorbes energías del entorno, de personas con las que te relacionas, de lugares que frecuentas o incluso de situaciones traumáticas del pasado que siguen «pegadas» a tu campo.
En una sesión, detectamos y eliminamos esas interferencias, que pueden presentarse de muchas formas: residuos emocionales de otras personas, lazos tóxicos energéticos con vínculos del pasado, implantes energéticos limitantes, artefactos o formas-pensamiento densas, egregores colectivos o cargas familiares que aún están activas en tu sistema.
Cuando todo eso se limpia, sientes una ligereza profunda, como si soltaras una mochila invisible que venías cargando sin darte cuenta.
Es muy común que las personas digan al terminar la sesión: «Siento como si me hubieran quitado un peso de encima» o «respiro diferente».
Es tu energía volviendo a su estado original. Otro aspecto clave que se trabaja en este módulo es la protección energética.
No basta con limpiar, también es necesario reforzar y sellar tu campo energético para que puedas sostener ese bienestar en tu día a día.
Durante la sesión se fortalecen tus límites energéticos, se restauran fisuras en el aura y se colocan sellos de protección específicos según tu necesidad. Esto te permite sentirte más fuerte, menos influenciable, más conectado a ti mismo y menos vulnerable ante el entorno.
También se cortan lazos energéticos con personas o situaciones que ya no forman parte de tu presente pero que siguen drenando tu energía. Esos lazos pueden mantenerse activos por vínculos emocionales no resueltos, promesas, pactos inconscientes, culpa, dolor o dependencia.
Al cortar y liberar esos vínculos, recuperas tu energía y tu poder personal.
Para algunas personas, en esta etapa también se limpian memorias implantadas o interferencias externas como miasmas, larvas energéticas o incluso entidades de baja vibración que interfieren en el campo.
Todo se aborda con respeto y con protocolos energéticos seguros, asegurando que el trabajo sea amoroso, eficaz y restaurador.
El resultado de este módulo es una sensación profunda de paz, de espacio interno, de claridad mental. Como si pudieras escucharte con mayor nitidez. Como si finalmente tu energía pudiera fluir sin obstáculos.
Tu campo energético se convierte en un espacio limpio, habitable, seguro. Y eso te cambia por dentro. Porque al vivir con tu energía en equilibrio, empiezas a vibrar diferente… y por ley de resonancia, tu realidad externa también comienza a transformarse.
Busca un lugar tranquilo donde no seas interrumpido.
Cierra los ojos suavemente.
Respira profundo tres veces.
Imagina que a tu alrededor comienza a formarse una esfera de luz dorada.
Esta esfera se expande desde tu corazón hacia fuera, envolviéndote completamente.
Siente cómo esa esfera comienza a sellar cualquier grieta, cualquier fisura, cualquier puerta abierta.
Ahora imagina que dentro de esta esfera comienza a llover una luz violeta.
Esta luz entra por tu coronilla, recorre tu cuerpo, y arrastra hacia afuera toda energía que no te pertenece: tristeza ajena, culpa ajena, miedo colectivo, enredos energéticos, cargas invisibles.
Todo sale, todo se limpia.
Cuando sientas que ya está, imagina que una capa extra de luz blanca brillante recubre tu esfera dorada, como si fuera un escudo suave, amoroso, pero firme.
Y repite internamente:
“Yo soy luz, yo soy mi energía. Nada externo tiene poder sobre mí.”
Respira, siente la diferencia.
Cuando estés listo, abre los ojos lentamente.