En una sesión de Sanación Álmica también se abren espacios profundos de liberación relacionados con las etapas más determinantes de tu existencia: desde tu vida intrauterina, pasando por tu nacimiento e infancia, hasta lo que tu alma ha vivido antes de esta encarnación y lo que ha heredado de tu linaje familiar.

Muchas personas no comprenden por qué, a pesar de haber trabajado mucho a nivel emocional o mental, siguen arrastrando bloqueos, repeticiones, malestares físicos o la sensación de estar atrapadas en ciclos que no pueden romper. La respuesta muchas veces está en lo que no recuerdas conscientemente, pero tu alma sí: memorias que están en tu campo desde el momento de tu gestación o incluso desde antes.

Durante la sesión podemos acceder, por ejemplo, a la información que quedó grabada cuando estabas en el vientre materno: cómo se sentía tu madre, qué emociones predominaban, si había miedo, tristeza, rechazo, dudas o estrés.

Todo eso quedó registrado en ti como un lenguaje energético que hoy puede estar manifestándose como inseguridad, sensación de no pertenecer, miedo al abandono, dificultad para confiar o abrirte emocionalmente. Sanar estas memorias permite recuperar un vínculo más sano contigo mismo y con la vida.

También es posible acceder a memorias del parto, ya que el modo en que llegaste al mundo influye en tu forma de enfrentar los cambios y los inicios. Un parto traumático puede dejar registros de miedo a comenzar cosas nuevas, sensación de amenaza ante lo desconocido o desconexión con la vitalidad.

La infancia es otra etapa clave. Muchas heridas emocionales profundas, como el rechazo, la humillación, el abandono o la sensación de no haber sido visto, escuchado o validado, siguen activas en tu inconsciente y condicionan tu forma de amar, de defenderte, de pedir, de dar, de relacionarte. En la sesión trabajamos esas heridas desde su origen, no solo recordándolas, sino liberando la carga energética que dejaron.

Otro aspecto esencial que abordamos es el linaje familiar. Cargas, mandatos, creencias, pactos y lealtades invisibles se transmiten a través del sistema familiar. Puedes estar repitiendo dolores o historias que no son tuyas, pero que te afectan profundamente: patrones de escasez, enfermedades, relaciones tóxicas, miedo al éxito o al amor, sacrificio, culpa, autoexigencia excesiva, etc.

Liberar el linaje es un acto de amor hacia ti y hacia tus ancestros, porque cortas cadenas que llevan generaciones repitiéndose.

Finalmente, abordamos memorias de vidas pasadas. Aunque no tengas consciencia de ello, lo que tu alma vivió antes de esta vida puede estar influyendo en ti: fobias, bloqueos sin causa aparente, miedos irracionales, atracción o rechazo inexplicable hacia ciertas personas o lugares. Accedemos a esas memorias, comprendemos su impacto actual y, si ya cumplieron su propósito, las liberamos con gratitud y compasión.

Cada sesión es una experiencia única donde tu alma guía el proceso. Yo simplemente canalizo, interpreto y realizo los ajustes necesarios para que vivas una transformación real. Esto no se trata de recordar con la mente, sino de liberar desde el alma.

Después de este tipo de trabajo, muchas personas sienten como si una gran carga se hubiera soltado, como si hubieran recuperado una parte perdida de sí mismas. Y eso es exactamente lo que sucede: te reencuentras con tu energía original, limpia, amorosa, libre.